El sábado 1 de febrero de 2025 puede pasar a la historia como la fecha en que comenzó la gran guerra comercial. Ese día, menos de dos semanas después de su segunda investidura, el presidente Donald J. Trump anunció aranceles del 25% tanto a México como a Canadá (excepto para ciertos productos como la energía, donde el arancel será de solo el 10%) y un arancel adicional del 10% a China, citando el fentanilo como la principal justificación de los aranceles.

Inmediatamente, Canadá y México tomaron represalias y aplicaron sus propios gravámenes a los productos estadounidenses. A medida que comienza la nueva semana, se informa de que numerosos fondos de cobertura están apostando a que se producirá un colapso masivo del mercado de valores, y algunos gestores de fondos incluso sugieren la posibilidad de una nueva depresión económica.

Para el presidente Trump, una de las principales paradojas de estos aranceles es que ahora aumentarán la incertidumbre sobre los precios en el único sector que, durante la campaña de 2024, destacó que sería el sector clave para reducir los precios en su administración: la energía. En concreto, cuando se le preguntó durante la campaña de 2024 cómo mantendría la inflación bajo control, el entonces candidato Donald Trump dijo constantemente que “perforaría, perforaría, detendría la “Nueva Estafa Verde” y reduciría el precio de la energía en general con estas tácticas. Con estos nuevos aranceles, el presidente ahora parece estar arriesgándose al resultado exactamente opuesto.

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